Cierto día un joven observo como un ratón pasaba cerca de su gato y éste sólo lo miraba sin llegar a cazarlo. Entonces le reclamo de la siguiente forma.
- Oye Miguel, ¡¿por qué no cazaste a ese ratón?!, se supone que es uno de tus deberes.
A lo que el gato responde en su idioma.
- ¡¡Miauuuu!!, ¡¿Y quién eres tú para darme órdenes, esclavo?!
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