jueves, 24 de diciembre de 2015
viernes, 11 de diciembre de 2015
El gato de Santa Claus
Cierta
noche de navidad, Santa y uno de sus duendes aterrizaron el trineo con
renos en uno de esos tantos techos con chimeneas - de esos que abundan
en el hemisferio norte, porque aquí en América Latina no tenemos tantos
de esos -, como acostumbran hacer en cada noche buena.
Todo
salió normal: la familia estaba dormida, dejaron los regalos, se
comieron un par de galletas... Cuando ya estaban a punto de partir,
notaron que los habían descubierto: era un gatito pardo con rayas, que
estaba acariciando las piernas a Santa.
- Jo, jo, jo, me haces cosquillas
- ¿Nos lo podemos quedar? - pregunto el duende
Si bien Santa no es una mala persona, le parecía que el polo norte era un lugar muy inhóspito para un animalito de ese tamaño.
- Jo,jo,jo, lo dudo; tal vez es el gato de esta familia
-
No seas Santa; si así fuera, ya hubiera sentido que tenía el mismo olor
que ellos y es más, tendría un collar con chip. En esta parte del mundo
es una costumbre o una regla muy extendida.
Muy amablemente, Santa buscó una excusa.
-
Jo, jo, no hay tiempo que perder; ese gatito parece muy bien
alimentado y contento como para que nos ocupemos de él. Feliz navidad
pequeñín, nos vamos.
Se
fueron de allí volando como siempre cuando de pronto, a unos buenos
kilómetros del suelo, empezaron a escuchar el sonido de algo o alguien
destrozando las envolturas de los regalos. Enojado, Santa le ordenó al
duende.
- Hey Fritz ¿Serías tan amable para ver quién o qué está destruyendo los regalos?
- Con mucho gusto Santa.
Muy
pronto, el duende se reincorporó, con el gatito pardo con rayas entre
sus brazos. Un abrumado, pero cuerdo Santa Claus, exclamó.
-
¡¿Pero cómo se supone que se metió en el trineo?! ¡Fritz, devolvámoslo a
donde lo encontramos, antes de que nos produzca más problemas!
- ¿Puedo quedármelo? - preguntó Fritz ante la expectante mirada de Santa y los marrullos del cariñoso animal.
- No podemos llevarlo al polo norte ¿Que no entiendes que hace mucho frío y va a molestar a la señora Claus en la cocina?
-Yo cuidaré de él; en cuanto a sus travesuras, voy a ahorrarte el estrés de esta noche y otras cuantas más.
El
duende vertió polvo mágico de sus manos y el gato se durmió tan
profundo, como si ya se hubiese acostado hace ya varias horas. El gordo
bonachón concluyó con la siguientes palabras.
Vaya,
esas son las ventajas de ser un duende. En cuanto a los gatos, entran
como polisones a tu vida y tienen esa extraña magia de hacerte suyos.
Jo,jo,jo.
Aprende a alimentar a tu gato con la medicina que le gusta
Siempre
es un verdadero dolor de cabeza darle a un animalito lo que debe comer
para curarse, sobre todo si son gat@s y peor aun si son de calle.
Se
que el salmón les ayuda mucho en estas lides, pero como en mi país
escasean tanto ese tipo de aderezos para esta especie, encontré una
solución muy sencilla: Royal Cann.
Mi
intención no es exactamente darle propaganda a esta marca, sino más
bien mostrar que es posible darles alimentos de calidad y que los ayuden
a sanarse más rápido. Es muy posible que hayan otras marcas, pero esa
me ha servido bastante.
Es
cierto que Royal Cann es bien cara, pero así como cuidamos a nuestr@s
hij@s sin esperar nada a cambio y gastando lo que sea en su salud, hay
que pensar del mismo modo con tu mascota.
Con
mi Nala funciona; hasta el sol de hoy, no me ha protestado por comer
sus galletas urinarias. Hasta pronto, espero que este tip gatuno te haya
servido.
martes, 1 de diciembre de 2015
Los gatos de Belén (Mi humor gatuno)
Érase noche buena del año uno de la era cristiana - el equivalente a la era romana ni lo recuerdo -, cuando los reyes magos, venidos del oriente, se dejaban guiar por una muy brillante estrella.
Lo que no sabían estos sabios astrónomos era que, entre las alforjas que llevaban colgando en los lomos de sus camellos, estaban de polizones dos gatos: uno persa y otro africano, de esos que son grandes y acostumbrados al clima desértico. Ambos estaban dialogando entre sí.
- Miauuuu, oye Seti ¿Donde se supone que estos humanos van tan ceremoniosamente?
Y el africano le respondió
- Bueno Artabano, dicen que estos magos van al lugar de nacimiento de un ser muy especial que acaba de nacer; un niño que, supuestamente, cambiara el rumbo de la historia.
El persa se lamio los labios con su lengua afilada, como si se le hiciera agua a la boca.
- ¿Con que una fiesta? Sin duda que serviran mucha comida.
- Sí, y dicen por allí que los peces beben y beben y vuelven a beber en el río, creo que ese al que llaman del Jordan, por ver a dios nacer.
- ¡¡Miaaaauuuuuu!! ¡¡Y mucho pescado incluido!! Seti ¿Qué te parece si, después de la fiesta, descendemos a ese Jordan y nos ponemos a buscar refrigerio?
Los ojos de Seti se pusieron como platos.
Es una magnífica idea ¡¡Apresúrense humanos, tenemos hambre!!
A uno de los magos le extraño escuchar el maullido de un gato.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)