miércoles, 26 de agosto de 2015

Como perros y gatos : La venganza de Kitty Galore







Hoy en cine gatuno, haremos referencia a una de las películas más infravaloradas y injustamente encasilladas del mundo gatuno y perruno: la segunda parte de la saga “Como perros y gatos”.

El principal atractivo de la película es la villana: una gata sin pelo, poco agraciada y desquiciada, cuyo nombre es Kitty Galore. Este personaje causa repulsión y es hasta capaz de opacar a Mr Tinkles, el villano de la primera parte; este, casualmente, tiene dos cameos durante la cinta.

Oye Galore ¿Es esta tu mejor sonrisa?
Otro de los atractivos es la dispar alianza entre las agencias Guau y Miauu, representada principalmente en sus dos protagonistas: Diggs y Katerine, un pastor alemán bastante inquieto que odia a los gatos y una gata gris demasiado refinada, elegante y presumida. Quizá no tengan la fuerza de Batman y Robin o el glamour de Bonnie y Clyde, pero sí que son un extraño híbrido a medio camino entre la pareja televisiva de Remington Steele – una sensual Stephanie Zimballist y un elegante pero algo torpe Pierce Brosnan – y el dúo explosivo de aquel binomio cinematográfico de "La joya del Nilo” – Michael Douglas y Katerine Turner, la pareja del celuloide más recordada de los años ochenta -, aunque con proporciones reservadas. Claro, no se podía esperar a que llegaran a volverse algo más que compañeros de trabajo, pues ambos son de especies distintas – por supuesto que si se tratara de una película de Dreamworks, la cosa cambia.

Lou ¿De verdad te dejaste opacar por ese esteroidico de Diggs?
Pues bien, toda la trama gira en torno a detener a Kitty Galore - una ex agente de Miauuu que perdió su pelaje al caer en una tina de crema depiladora, tras ser hostigada por un perro guardián en una fábrica -, quien tratara a toda costa de llevar a cabo su plan “El llamado de la naturaleza”; este consiste en emitir un sonido especial, vía satélite, que sólo los perros pueden escuchar y que los devolvería a la época en que pensaban como lobos, en otras palabras, cuando sus ancestros aún no habían sido domesticados. Bonito plan, diría un gato: eso haría que los humanos sacrificaran a todos los perros del planeta. Pero había un inconveniente: tener perros salvajes rondando sería una amenaza para la especie gatuna, que sería una baja colateral.

Pero esto no detendría a la Galore, un ser que se siente traicionada por sus amos humanos y por su propia especie, quienes la ven como extraña, al ser una gata sin pelaje o gata esfinge. Su miserable condición me recuerda a otro supervillano menospreciado por ser una caricatura de ser humano: un ser llamado el Mulo – lo puedes buscar por internet -, creado por Isaac Asimov.

Hey Diggs ¿Acaso no te cansas de robarte el show?
Al igual que en la película anterior, sus productores se las arreglan para que la película sea una parodia de las de espionaje mezclada con la ternura de una producción de mascotas, sin perder el sentido del humor y que sea meramente infantil, con un detalle más que positivo: esta vez, los perros y los gatos trabajan juntos contra un enemigo común.

Los efectos especiales también están más trabajados, sobre todo las escenas en que Katerine y Diggs logran volar.

Pero aunque la producción tiene muchas luces, también hay unas cuantas sombras y, curiosamente, ese es el origen de la gran cantidad de críticas negativas que recibió y que considero como exageradas.

La primera crítica viene del hecho que los principales antagonistas son otra vez los gatos – encabezados por Kitty Galore y seguido, de manera intermitente, por Mister Tinkles, que, pese a sus escasos cameos, no dejas de ver una expresión maquiavélica en su lindo rostro gatuno -, quienes, en su afán por conquistar el mundo, hacen que los perros vuelvan a la carga de la mano con los gatos, que parecen al servicio de los primeros. Quizá la cosa no se vería tan fea si el asistente robótico de la Galore fuera perruno, ya que ella se luce mucho como villana y hay que admitirlo.

Otra cosa que se podría decir y que lamento mucho, es la falta de protagonismo de Lou, el héroe de la película anterior – ahora un Beagle adulto -, que queda encasillado como un analista nerd de Guauu, para que el peso de la acción recaiga en Diggs quien es, a todas luces, el protagonista de la historia – es como ver a un Dwayne Johson o “La Roca” pero en versión perruna y lleno de esteroides -. Cuando no comparte las escenas con su compañera gatuna Katerine, las suyas suelen ser grandilocuentes y pretensiosas, como las de todo héroe de acción, y carecen de la gracia, drama e inocencia de las de Lou en la primera parte.

Pero quizá el más débil argumento en contra es que su historia es reciclada, ¿reciclada? Podría ser: no es la primera vez en un largometraje que dos enemigos acérrimos se unen en contra de uno común. Sin embargo, creo que much@s am@s amantes de estos animales nos gusta la idea de que dichas especies tengan una relación armónica, aunque esa razón consista en una enemiga ficticia de una película, capaz de unir dos grupos antagónicos tan sólo para detenerla.


Fantasía
Realidad


Tengamos en cuenta otra cosa: las principales críticas a la película provienen de dos países perrunos por excelencia: Gran Bretaña y Estados Unidos. Es conocido que el símbolo de la realeza británica es el Bull dog y que los estadounidenses son fanáticos de Lassie, Dino y Scooby Doo más que de los gatos – si acaso Garfield sea una excepción - .

Pero la infravaloración de la segunda entrega se remonta, más bien, a aquella primera parte en que los gatos eran villanos absolutos. Su costo fue de ochenta millones de dólares, para recaudar una cifra de ciento treinta millones; nada mal para una producción modesta, pero está setenta millones por debajo de los doscientos que acumulo su antecesora. Sin duda los directivos esperaban recaudar mucho más, dando como resultado el fin de una saga que prometía mucho y nos dejó tan poco. Sin embargo, los hermanos Wayans siguen produciendo todo tipo de películas grotescas sin que nadie diga nada y Mike Myers todavía sueña con una cuarta entrega de su sexualmente ambiguo agente Austin Powers, ah, me acorde que por estos días Ben Stiller estrenara la segunda parte de Zoolander – trágame tierra que ya me quiero morir antes de que llegue el apocalipsis - .

En fin, por imperfectas que puedan ser ambas producciones, no pretenden ser joyas del séptimo arte – si quieren ver de esas, búsquense Casablanca, Ciudadano Kane, las tres primeras partes de La Guerra de las galaxias o el mismísimo Rey León -, sino más bien, entretener y ganarse unos cuantos millones en el proceso. Es el lado menos dañino y tierno de aquella fábrica de sueños y pesadillas llamada Hollywood, así que hay que aprovechar cuando las estrenan.

 “Como perros y gatos 2”  es, pese a sus defectos, más divertida que la primera y es mucho más considerada con los gatos, aunque sus villanos sigan siendo de esa especie. Me quedo con las risas, los gritos y el disfrute de infantes y padres y madres por igual en la sala de cine, incluso la siguieron comentando después de terminada la función, sobre todo a la Galore.

Mr Tinkles, tú serías la mascota perfecta para Hannibal Lecter

sábado, 22 de agosto de 2015

Síndrome de inmunodeficiencia felina


Sí así como lo lees, los humanos no somos la única especie que se enferma de sida; el loco que invento la enfermedad, probablemente tambien detestaba a los gatos. Un extracto del blog http://www.veteralia.com/blog/la-inmunodeficiencia-felina-fiv/ les orientara sobre este asunto.

La inmunodeficiencia felina, causada por el virus FIV, es una enfermedad muy importante y peligrosa entre los gatos que viven en libertad. El primer descubrimiento de esta enfermedad se hizo en América durante una investigación en una colonia, aparentemente sana, de gatos recogidos en la calle. Estos presentaban signos clínicos similares a los de los humanos con SIDA, enfermedad causada por la infección del virus de la inmunodeficiencia humana (VIH). Aunque el VIH y el FIV son muy similares entre ellos, cada uno es específico de la especie en cuestión, esto significa que no hay riesgo de contagio entre especies diferentes.

Pero, ¿qué es el FIV y cómo se produce la enfermedad? El virus de la inmunodeficiencia felina, como en el caso de los humanos, afecta a las células del sistema inmunológico: glóbulos blancos o leucocitos, dañándolas o destruyéndolas y provocando en el gato un deterioro progresivo de su función inmunológica. Como ocurre con muchas enfermedades, en las fases iniciales de la infección causada por el virus FIV no suelen aparecer signos aparentes de la enfermedad.
El sistema inmune es el encargado de la lucha contra las infecciones y de llevar el control del cuerpo sobre las células cancerosas, es por eso que los gatos infectados por inmunodeficiencia felina suelen ser proclives a tener un alto riesgo de contraer enfermedades e infecciones causadas por virus, bacterias y parásitos como pueden ser el Toxoplasma Gondii o los hemoplasmas (parásitos sanguíneos que provocan anemia).

El método de transmisión más importante de la inmunodeficiencia felina es, sin duda, la mordida. Esto es debido a que la saliva de un gato infectado de FIV contiene una gran cantidad de virus y con tan sólo una mordida se puede contagiar la infección. Como el virus se transmite mediante la saliva, el contagio también es posible a través del contacto social cercano, sin necesidad de que haya agresiones entre los miembros del grupo o de la colonia, mediante el acicalamiento o por el simple hecho de compartir el comedero y el cuenco del agua. Los cachorros de gato pueden infectarse durante la gestación, o durante la lactancia, si la madre está infectada con el virus de la inmunodeficiencia felina, el problema aquí reside en que en los cachorros la infección no es tan fácil de confirmar porque tienen en su organismo anticuerpos maternos durante unos 4 meses. A diferencia del VIH parece que la transmisión por vía sexual no es relevante. Por otra parte, lo que no se sabe con certeza es si los parásitos hematófagos, como las pulgas o garrapatas, son capaces de transmitir la infección por lo que es necesario mantener un control regular de los parásitos externos para evitar riesgos.

La prevalencia de FIV varía en las diferentes áreas del mundo y entre las diferentes poblaciones de gatos, lo que significa que los gatos que viven en el exterior, o que conviven con gatos de exterior, son más propensos al riesgo de contraer la inmunodeficiencia felina que los gatos de interior que no tienen acceso al exterior.

Pero hay esperanzas: un gato/a bien cuidado/a con esta enfermedad puede vivir muchos años, tal como en un portador humano. Sin embargo, no olvides este detalle: ya no puede ser un gato de exteriores.

Otra buena idea es esta: si tienes los recursos, trata de capturar al o a los gatos portadores de la enfermedad, con el fin de llevarlos a un refugio temporal, donde gente bien benévola los pueda adoptar. Es la mejor manera de eliminar los vectores en tu área, pero no es tan sencillo. Es sólo una recomendación.

Disfruta del animalito mientras puedas y no te preocupes: el sida felino no se contagia a los humanos.

miércoles, 19 de agosto de 2015

Cine gatuno: Como perros y gatos



Hoy en cine gatuno, vamos a comentar una de las películas más entretenidas y a la vez polémicas de los últimos años: Como perros y gatos. Es una parodia de las películas de espionaje y, a la vez, una fantasía animada para los/as dueños/as de mascotas, sobre todo de los perros.

Trata de la historia de Lou, un cachorro Beagle que vive en una granja, de la que trata de escapar. En medio de su desventura, se ve envuelto en una eterna guerra secreta entre dos agencias: Miau y Guau – algo así como una parodia de la CIA contra la KGB -; en esta ocasión, por la obtención de la fórmula química que podría hacer que los humanos sean alérgicos a los perros. El jefe de Miau es Mr Tinkles, un gato persa cuyo único deseo es dominar el planeta – algo muy típico en esta clase de villanos.

También son víctimas colaterales la familia Brody – los nuevos amos de Lou -, cuyo patriarca, un eminente científico, es el poseedor de la fórmula.

Lou: una versión perruna de Luke Skywalker: tierno, ingenuo, valiente, campesino...
 Lo positivo de la cinta es la acción, la aventura, los efectos visuales y la buena trama, que mezcla una parodia de las películas de espionaje con la ternura de una mega producción simpática de mascotas, al estilo de las Lassie, Marley y yo y las Garfield. Se evita de manera ingeniosa la violencia demasiado gráfica y nunca falta el sentido del humor – en estos dos ramos fracasaron mega producciones como Gahoo´le, de Zack Schneider, quien luego dirigiría Man of Steel.

Lo negativo: explotan la clásica lucha entre perros y gatos hasta límites estratosféricos; los perros resultan ser los héroes de la película, mientras los gatos son la mejor representación del mal, tal como en casi todas las occidentales del género.

Costo sesenta millones de dólares; al principio fue recaudando un poco lento, pero finalmente llego a la no envidiable cifra de los doscientos millones, suficiente para inspirar una secuela.
Sin embargo, los amos/as de los gatos quedaron muy decepcionados, lo que terminaría de afectar, de manera injusta, el desempeño de una cinta mucho más completa y competente: Como perros y gatos 2: la venganza de Kitty Galore.

¿Y quien creería que detrás de este lindo gatito está un supervillano?



sábado, 8 de agosto de 2015

Curiosidades gatunas 3





He aquí más curiosidades de nuestros queridos amigos felinos

1.      En el mundo se registran mucho menos accidentes de tránsito involucrando gat@s que a perros. Ya se imaginan por qué.
2.      Se habla mucho de un sextos sentido de los gat@s, aunque no hay nada científicamente comprobado.
3.      Contrario a lo que pasaba en la tierra firme europea, durante su edad media, los marineros, hombres más prácticos, le tenían mucha estima al gato; era el que cazaba las alimañas. Su prestigio era tal, que había motines si un capitán pisaba, siquiera por accidente, a uno de estos animalitos.
4.      Los gatos sólo le dicen miau a nosotr@s; emiten más de doscientos sonidos.
5.      Es conocido que a los gat@s no les gusta el agua, porque les inunda mucho su fino pelaje y entorpece la natación. Irónicamente, hay gatos que acostumbran pescar en la orilla de los ríos y se sabe que los tigres son muy buenos nadadores.
6.      El sobrenombre que le da Peter Pan a su antagonista Hook es en realidad “catfish” –pez gato -, no bacalao, como en la traducción al español.
7.      Hasta hace unos pocos años, cada primer ministro de Gran Bretaña tenía como mascota oficial al mismo gato. Su último poseedor fue el laborista Tony Blair.
8.      El día internacional del gato fue establecido, casi por accidente, por el ex presidente Bill Clinton; él tenía un gato, cuya foto hizo aparecer en las redes sociales y anuncio ,algo así, el ya conocido acontecimiento.
9.      En el famoso horóscopo budista, no aparece ningún gato. La leyenda dice que cuando el gato y el ratón estaban montados en el buey, el ratón hecho a este último al agua. Lo más probable, es que el origen de esta incongruencia se debe a que los astrónomos que lo crearon les era más práctico poner un tigre, otra especie de felino. Se sabe que los budistas son, usualmente, muy compasivos con todos los animales.