Hace mucho tiempo, en
la antigua Bagdad, vivía un gran gato silvestre africano en un ostentoso
palacio, disfrutando de la comodidad de sus nueve vidas y sus múltiples
travesuras.
Cierto día, este mismo gato se la pasaba husmeando por
los estantes que soportaban unos recipientes, incluida la lámpara favorita de
su amo. Todo parecía en orden, hasta que, el felino se topo con una avispa, y
como no podía ser de otra manera, se dispuso a cazarla como buen predador que
era. En medio de la acción, el gato tumbo todos los envases, incluyendo la lámpara,
que cayó al suelo emitiendo un intenso ruido metálico que retumbo por todo el
palacio. Del hueco destapado de la lámpara, una imponente columna de humo
emergió de ella hasta tomar la forma de un grande y fornido genio, que estaba
bien enojado.
- ¡¡Aladino, ¿cuántas
veces te tengo que decir que domestiques mejor a tu gato?; es la enésima vez
que interrumpe mi siesta!!