Sí así como lo lees, los humanos no somos la única especie que se enferma de sida; el loco que invento la enfermedad, probablemente tambien detestaba a los gatos. Un extracto del blog http://www.veteralia.com/blog/la-inmunodeficiencia-felina-fiv/ les orientara sobre este asunto.
La inmunodeficiencia felina, causada
por el virus FIV, es una enfermedad muy importante y peligrosa entre los
gatos que viven en libertad. El primer descubrimiento de esta
enfermedad se hizo en América durante una investigación en una colonia,
aparentemente sana, de gatos recogidos en la calle. Estos presentaban
signos clínicos similares a los de los humanos con SIDA, enfermedad
causada por la infección del virus de la inmunodeficiencia humana (VIH).
Aunque el VIH y el FIV son muy similares entre ellos, cada uno es
específico de la especie en cuestión, esto significa que no hay riesgo
de contagio entre especies diferentes.
Pero, ¿qué es el FIV y cómo se produce la enfermedad? El virus de la inmunodeficiencia felina, como en el caso de los humanos, afecta a las células del sistema inmunológico: glóbulos blancos o leucocitos, dañándolas o destruyéndolas y provocando en el gato un deterioro progresivo de su función inmunológica. Como ocurre con muchas enfermedades, en las fases iniciales de la infección causada por el virus FIV no suelen aparecer signos aparentes de la enfermedad.
El sistema inmune es el encargado de la
lucha contra las infecciones y de llevar el control del cuerpo sobre las
células cancerosas, es por eso que los gatos infectados por
inmunodeficiencia felina suelen ser proclives a tener un alto riesgo de
contraer enfermedades e infecciones causadas por virus, bacterias y
parásitos como pueden ser el Toxoplasma Gondii o los hemoplasmas (parásitos sanguíneos que provocan anemia).
El método de transmisión más importante de la inmunodeficiencia felina es, sin duda, la mordida.
Esto es debido a que la saliva de un gato infectado de FIV contiene una
gran cantidad de virus y con tan sólo una mordida se puede contagiar la
infección. Como el virus se transmite mediante la saliva, el contagio también es posible a través del contacto social cercano,
sin necesidad de que haya agresiones entre los miembros del grupo o de
la colonia, mediante el acicalamiento o por el simple hecho de compartir
el comedero y el cuenco del agua. Los cachorros de gato pueden infectarse durante la gestación, o durante la lactancia, si la madre está infectada
con el virus de la inmunodeficiencia felina, el problema aquí reside en
que en los cachorros la infección no es tan fácil de confirmar porque
tienen en su organismo anticuerpos maternos durante unos 4 meses. A
diferencia del VIH parece que la transmisión por vía sexual no es
relevante. Por otra parte, lo que no se sabe con certeza es si los parásitos hematófagos,
como las pulgas o garrapatas, son capaces de transmitir la infección
por lo que es necesario mantener un control regular de los parásitos
externos para evitar riesgos.
La prevalencia de FIV varía en las diferentes áreas del mundo y entre las diferentes poblaciones de gatos, lo que significa que los
gatos que viven en el exterior, o que conviven con gatos de exterior,
son más propensos al riesgo de contraer la inmunodeficiencia felina que
los gatos de interior que no tienen acceso al exterior.
Pero hay esperanzas: un gato/a bien cuidado/a con esta enfermedad puede vivir muchos años, tal como en un portador humano. Sin embargo, no olvides este detalle: ya no puede ser un gato de exteriores.
Otra buena idea es esta: si tienes los recursos, trata de capturar al o a los gatos portadores de la enfermedad, con el fin de llevarlos a un refugio temporal, donde gente bien benévola los pueda adoptar. Es la mejor manera de eliminar los vectores en tu área, pero no es tan sencillo. Es sólo una recomendación.
Disfruta del animalito mientras puedas y no te preocupes: el sida felino no se contagia a los humanos.
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